Si algo caracteriza al ex-Diputado y actual Diputado electo por la CABA Fernando Iglesias es la férrea defensa de sus ideas (se compartan o no), su anti-peronismo, su defensa de posiciones progresistas... y su afición a las polémicas y a las provocaciones. Agrego yo que también es un muy buen comunicador, tal como se puede observar en por lo menos dos de sus obras (las que yo tengo): Es el peronismo, estúpido y La Década Sakeada, aunque no comparto 100% lo que dicen ambas.
Este miércoles 22 escribió una nota para La Nación titulada "La propaganda antipolítica de los liberalotes" en la cual critica a aquellos sectores identificados con el liberalismo económico que es opositor a este Gobierno, al que consideran una variante más del socialismo o el intervencionismo. Muchos economistas de esta corriente respondieron a Iglesias.
Sin ser yo economista y dejando en claro que coincido en líneas generales con las ideas liberales pero creo que este Gobierno actual (al que considero socialdemócrata) merece el apoyo necesario para desterrar al populismo, sin que eso signifique guardarse las críticas que hagan falta, me animo a dar algunas opiniones sobre la nota de Iglesias y las respuestas que generó. Para decirlo en otros términos, esta crítica se hará desde el punto de vista de un liberal que adhiere críticamente al Gobierno.
Considero que Iglesias se equivoca en lo siguiente:
"Abrumados por 15 años de cargas fiscales crecientes, choreos monumentales y desquicios generales de la corporación política, los liberalotes han sacado la conclusión de que todo gasto público es una iniquidad."
Nunca escuché a ningún liberal decir que todo gasto público es iniquidad. Es una falacia afirmarlo.
"De allí que los liberalotes propongan recortes draconianos del gasto social, despido de millones de empleados públicos y amputaciones generales del Estado."
Creo que Fernando debería informarse mejor. Si, es cierto que los liberales no simpatizan demasiado con el gasto social, pero eso no quiere decir que no planteen soluciones. Roberto Cachanosky tiene una interesante propuesta para los planes sociales, y la Fundación Libertad y Progreso aporta sus propuestas para los subsidios por desempleo y el empleo público. Incluso el siempre polémico Javier Milei tenía una propuesta para eliminar los subsidios a las tarifas energéticas paulatinamente sin caer en un tarifazo.
Me parece simplista no ver ni tener en consideración esas visiones.
"Nos votan porque sí, y nos insultan luego, sin pensar que existen infinidad de abusos injustificados en la política argentina, pero ese no es un buen motivo para meter en la misma bolsa a los mafiosos y a los que combatieron a la mafia que se robó el país."
Sobre la última parte, el llamado todoeslomismismo (¿inventó Iglesias el término?), comentaré más adelante.
Pero me parece que el Diputado electo no entendió bien el corazón de las críticas liberales. No se trata de criticar a los "mafiosos" o a los que "combaten a la mafia". Según la visión liberal, el problema del gasto público no pasa por la corrupción o por un abuso, sino por estructuras de gastos que son legales y legítimas. En otras palabras, si en el país todos los organismos y empresas públicas estuvieran en manos de gente honesta y con escrúpulos que no gasta de más el problema seguiría estando, porque lo que hay que revisar es si la función de esos organismos y esas empresas vale la pena y merece tener ese estatus público.
"El liberalote no es malvado, sino necio. Como votó a Cambiemos, pretende que Cambiemos sea liberalote y se indigna cuando se da cuenta de que no. Su doctrina se basa en los beneficios sociales del interés individual, pero exige que sus representantes se comporten como Mahatma Gandhi. Y le duele la herida reciente, la del kirchnerismo, mientras que la anterior, la del "Para qué queremos políticos si tenemos a los militares", se le chispoteó. Porque le convenía, dirán ustedes, ya que sus abuelos se dejaron la democracia en un tanque de Videla y sus tíos se olvidaron la república en la butaca de atrás del Menemóvil."
Aquí sin duda que Iglesias derrapó. Identificar al liberalismo con la dictadura o el menemismo es un recurso bajo, digno de 6-7-8. Incluso lo considero ofensivo.
"Tiempos pasados, ciertamente. Pero aunque cree en la democracia, el moderno liberalote piensa que el Poder Legislativo es una dilapidación. Con el Ejecutivo, basta y sobra, piensa. Tocqueville y Berlin se desmayarían, pero no es culpa del liberalote. Es que 12 años de estropicio populista han liberalotizado al país."
¿¿¿??? Aquí no solo es algo ofensivo y falaz, creo que incluso roza el delirio.
Con el resto de la nota se puede decir que coincido, aunque si debo coincidir con los liberales en que parece ser escrita con una intención corporativa, la de defender a la comunidad política. Obviamente que Iglesias esta en su derecho de hacerlo, así como los liberales están en todo su derecho de responder. Aunque no deja de parecerme un exceso de susceptibilidad que se sientan ofendido porque les digan "liberalotes" y en cambio no se cansen de equiparar al macrismo con el populismo, el socialismo o incluso el kirchnerismo.
Y en ese punto es donde centro mis críticas a muchos economistas e intelectuales liberales y debo darle la razón a Fernando Iglesias y a muchos miembros de Cambiemos: No, no es todo lo mismo. Cambiemos podrá tener millones de defectos, pero equipararlo con una narco-cleptocracia populista con intenciones totalitarias es un gravísimo error. Creo que los liberales deberían ser más cuidadosos en sus caracterizaciones, porque si se pierde de vista el régimen al que apuntábamos y del cual nos salvamos se pueden cometer errores groseros.
Eso no implica guardarse las críticas al Gobierno, desde ya. Implica hacerlas con altura y sin caer en simplificaciones groseras como la de asimilar a Cambiemos con los kirchneristas. La más reciente, la de caracterizar a la Gobernadora María Eugenia Vidal como "Evita amarilla". Comparar la suba de un impuesto o el pase a planta permanente de empleados públicos (cosas que se pueden criticar) con quien fue una defensora del fascismo es terrible.
Por último, aunque suene antipático, no es errado sugerir a los liberales que intenten la vía política. Si bien más allá de las redes sociales se puede decir que es un sector minoritario no creo que venga mal que se agrupen en un partido e intenten llegar al Congreso. Seguramente los ayude a enriquecer sus puntos de vista y alejarse de la teoría, para no caer en ideas simplistas o descuidar los aspectos sociales y políticas.
Porque, se quiera o no, no todo es tan sencillo y no todo se resuelve económicamente.